Murphy, los autónomos y las vacaciones

todo-nada_thumbEntre los traductores y los intérpretes, mencionamos a nuestro querido Sr. Murphy cada dos por tres, porque a veces nos hace la vida imposible. Todos hemos pasado por ello: varios días seguidos sin que te salga un encargo o épocas en las que todos los proyectos se solapan.

Por culpa del Sr. Murphy, los autónomos desarrollamos a veces un miedo incontrolado a hacer planes, incluso los que, como yo, si pudieran, se organizarían hasta 2020. murphy¿Por qué? Porque cuando hacemos planes como un fin de semana fuera con nuestra pareja o unos amigos y nos llega el encargo del siglo, en algún caso nos vemos obligados a decir adiós a nuestro viaje. Acabamos así aceptando todo lo que nos propongan con el disclaimer, “Sì, siempre y cuando no me surja un imprevisto de trabajo”.

Ahora bien, suele haber solución para los dos extremos iniciales, cero encargos por un lado y 1.500 proyectos a la vez por el otro. Para evitar el primer escenario, suele ser suficiente con hacerte un plan del día que implique salir de casa y alejarte un par de kilómetros del ordenador: ya empezarán a llegarte propuestas para que te sea imposible respetarlo.

delrgarEn cambio, para el segundo, la clave es aprender a delegar gracias a una buena red de contactos de confianza, que no intenten robarte el cliente (un riesgo que corres sobre todo en el ámbito de la interpretación). Cambiar de chip mental pasando de “quiero la ubicuidad, maldito Sr. Murphy” a “puedo decir que sí a todos mis clientes sin problemas y delegar” mejora la calidad de vida y el negocio de un autónomo de forma radical a lo largo del tiempo.

Cuando hablo de delegar me refiero a subcontratar, es decir, que el cliente gestiona todo conmigo, yo le facturo a él y en algunos casos tampoco es fundamental que sepa que no he sido yo la que ha traducido palabra por palabra su texto. Mientras tanto, por la razón que sea, yo subcontrato todo o parte del trabajo a un compañero y éste me factura por el servicio. Con que yo me fíe al 100% de la calidad que me ofrece, es suficiente. Si no es así, ya tendré que ver yo si me compensa o no hacerlo. Sin embargo, si es un nuevo cliente que solicita un encargo de interpretación, pasa a menudo que me limite a facilitarle el contacto directo de un compañero sin más.

cacahuetesAhora bien, ¿todo el mundo puede delegar? Yo creo que no, ya tan solo por una cuestión de cifras y de buenas prácticas. Si he sabido negociar tarifas altas con mis clientes, puedo permitirme el lujo de aceptar las tarifas de mis compañeros (que serán para colaborador), sin imponer yo nada a nadie, y mantener mis tarifas estándares con el cliente, lo que se traduce también en un margen para mí. De esta forma, todos ganamos: el cliente, mi compañero y yo.

Sin embargo, lo que a menudo pasa es que le da por delegar hasta a gente que cobra cacahuetes y que se atreve incluso a cobrar comisiones por ello, imponiendo tarifas irrisorias a compañeros que se dejan esclavizar por alguna razón. De esto, ya hablamos en la entrada Tarifas: el autónomo que se convierte en agencia mala.

VacacionesSobre todo en esta época prenavideña, si formas parte del primer grupo, intenta cambiar de chip para disfrutar de verdad tus merecidas vacaciones sin tener que abandonar del todo a tus clientes.

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